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Consejos para llevar un estilo de vida saludable

Comer mal, dormir poco... estos son los errores más comunes que la población comete y que impiden llevar una vida completamente saludable.

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¿El día a día te come y es imposible llevar un estilo de vida saludable? El trabajo, el colegio, las cenas con amigos y toda la vorágine de la rutina hacen que sea fácil descuidar cuerpo y mente.

Intentar implementar un estilo de vida saludable es importante, pero sobre todo que se adapte a ti y que no se te haga complicado y acabes abandonando.

Alimentación consciente y nutritiva

Equilibra lo que comes, sin complicarte la vida

Para que tu cuerpo funcione como merece, la alimentación es clave. No se trata de seguir dietas imposibles, sino de hacer elecciones inteligentes y sostenibles:

Incluye variedad: frutas y verduras de colores, cereales integrales, proteínas magras (pollo, pescado, legumbres) y grasas buenas (aguacate, frutos secos, aceite de oliva).

Evita lo que sobra: alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos que disparan la glucosa y las ganas de repetir, grasas saturadas y exceso de sal.

Haz comidas de “verdad”: no tengas el móvil cerca. Evita distracciones que te hagan distraerte de lo que estás comiendo.

Adáptate a tu realidad: si estás en tratamiento o tienes alguna restricción, consulta con tu profesional de salud o nutricionista para ajustar lo que comes. Que la clínica te indique algo no significa que tengas que renunciar a lo rico, solo dirigirlo con cabeza.

La hidratación no es opcional

Tu cuerpo es mayoritariamente agua, por eso es tan importante que te mantengas hidratado y muchas veces algo tan básico es lo primero que olvidas en tus cuidados.

Una de las principales reglas es beber al menos ocho vasos de agua al día. Te puede parecer una locura, pero realmente es más fácil de lo que crees conseguir tu propósito.

Añade opciones saludables: si te cuesta beber agua, puedes optar por otro tipo de líquidos como infusiones sin azúcar, agua con limón…

Evita reemplazarla por refrescos azucarados o bebidas con muchas calorías vacías.

Lo mejor es que lleves siempre contigo una botella; así será más fácil llegar a ese objetivo marcado.

Movimiento inteligente y regular

Haz que tu cuerpo se mueva.

No hace falta que tu objetivo sea tener un “cuerpo de anuncio”; eso ya no se lleva. El deporte es salud, y la tendencia de cuidarse y realizar ejercicio para sentirse mejor es cada vez mayor.

Es recomendable que realices al menos 150 minutos a la semana de actividades como caminar, nadar, andar en bicicleta, etc. Una opción saludable y que no cuesta nada es intentar utilizar las escaleras en vez de subir por el ascensor. Un pequeño cambio que te ayudará a tener movilidad e ir adquiriendo ciertos hábitos.

Si estás en tratamiento o tienes limitaciones, habla con tu fisioterapeuta o profesional en la clínica para adaptar el tipo de ejercicio (por ejemplo, pilates, estiramientos, yoga terapéutico).

Integra pequeños “movimientos” en tu día: levantarte cada hora si trabajas sentado, ir caminando o en bicicleta al trabajo...

¡No lo sientas como un castigo! Tienes que conseguir que se convierta en un hábito y que esté integrado de forma natural en tu rutina diaria. Pero si una semana solo puedes dedicarle 10 minutos al día, ¡no pasa nada!, mejor eso que nada.

Dormir bien para vivir mejor

¿Cuántas veces has dicho “con lo que tengo que hacer, cómo me voy a ir ya a dormir”? ¡Error! El sueño también tiene que ser una prioridad para conseguir llevar un estilo de vida saludable, aunque tú lo veas como “tiempo perdido”. Mientras estás descansando, es cuando el cuerpo y la mente se regeneran, se asientan aprendizajes y se recuperan tejidos.

Duerme entre 7 y 8 horas al día es la recomendación estándar para adultos.

Un sueño de calidad te ayuda a mejorar tu humor, concentración, sistema inmunitario, regulación del apetito y te da mejor rendimiento en la recuperación clínica.

Para dormir mejor: apaga pantallas al menos 30-60 min antes de ir a la cama; mantén la habitación a temperatura agradable; intenta horarios fijos; evita, en la medida de lo posible, comidas copiosas o mucho café antes de dormir.

Gestionar el estrés como parte del bienestar

El estrés mal gestionado afecta más de lo que crees

El estrés crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades, empeorar síntomas, ralentizar tu recuperación clínica e incluso afectar la calidad de vida.

Encuentra formas que te funcionen: meditación, yoga, terapia psicológica, caminatas en la naturaleza, tiempo con amigos.

Comunica: si estás en tratamiento, habla con tu profesional de salud sobre lo que te preocupa. El componente emocional importa y mucho.

Relaciones, vida social y bienestar emocional

“Mens sana in corpore sano”. Tan importante es cuidar tu cuerpo como tu mente, por eso cuidar tus relaciones sociales y desconectar es crucial.

Mantén el vínculo con amigos, familia y personas cercanas que te ayudan a desconectar y ser un poquito tú, sin estar pensando en problemas o preocupaciones.

¡No olvides tus hobbies! Realizar actividades como la lectura, la costura o la pintura ayuda a conectar contigo mismo y a cuidarte.

Prevenir antes que curar: tu salud bajo control

Puedes implementar muchos hábitos buenos en tu vida, pero si continúas con esos que te frenan, ¡no sirve de nada! Trata de encontrar un equilibrio e ir eliminando progresivamente eso que no te hace bien, como fumar o beber en exceso, que claramente afectan de forma negativa a tu salud.

Estos son solo algunos consejos para llevar un estilo de vida saludable. Es importante recordar que cada persona es única y puede requerir diferentes necesidades y enfoques para mantener un estilo de vida saludable. Al incorporar estos consejos en tu rutina diaria, puedes tomar medidas para mantener una vida más saludable y repleta de bienestar.